Esto tomaa fuerza después de que el 8 de junio de 2016 el expresidente y líder de Morena Andres Manuel López Obrador, se refirió el a quienes votaron por su partido durante las elecciones del 5 de junio como “solovinos”, explicando que lo hacía con cariño y destacando que no fueron acarreados sino que acudieron voluntariamente a brindar su apoyo
Este término —que originalmente se utiliza para describir a un perro callejero hambriento que llega a buscar comida— se ha interpretado como una metáfora tensa: un intento de transmitir cercanía, pero que también tiene fuertesconnotaciones de inferioridad o desvalorización.
–El impacto de llamar “solovinos” a los seguidores: una mirada crítica—
Ambigüedad entre afecto y degradación
Aunque López Obrador afirmó emplear el apodo “cariñosamente”, el uso de un término que evoca animales callejeros puede resultar profundamente ofensivo. Denota poder, dependencia y pérdida de dignidad—cualidades que distan de una relación igualitaria y respetuosa entre líder y seguidores.
El uso de “solovinos” refuerza una narrativa peyorativa hacia sus simpatizantes, presentándolos como carentes de autonomía y dignidad. Es una forma de estereotipar y deshumanizar, aunque el término se ofrezca bajo el pretexto del afecto.
Tal situación a contribuído a un ambiente de polarización y burla política que puede socavar las bases del respeto mutuo entre representantes y ciudadanos, ya que en democracias sanas, los líderes están llamados a fortalecer la autoestima de sus electores y promover su participación activa como ciudadanos plenos. Emplear un término como “solovinos” contradice esta responsabilidad, pues sugiere una superioridad del líder sobre sus propias bases.
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